UN MUNDO INHUMANO
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Los ciudadanos del mundo presenciamos una época convulsiva, estridente
y relativista en el cual las sociedades en tanto glocalidades e hiperconectados
tendemos por la apatía, la insolidaridad, el “no me importa siempre y cuando no
sea conmigo”, dónde la historia de la humanidad no siempre está presente en las
recientes generaciones y por tanto desconocen de plano las circunstancias de causa
y efecto, lo que permite asumir posiciones a prioris que son consignadas a
través de los mass-medias, convirtiendo en gran cantidad de ocasiones la verdad
en mentira y peor aún en “sicarios” digitales a tal punto que el fomento de
estas, causan efectos irreparables para un individuo o colectividad.
La indolencia es el principal matiz, sea cual sea el dolor que un
ser humano pueda infligir a otro u a otros, presenciamos en este primer cuarto
de siglo un aumento considerable de los conflictos armados internacionales y locales,
dónde la ausencia de liderazgo se hace cada vez más visible y la ausencia de
ética predomina; es aterrador como la inhumanidad está presente en casi
todos los países del mundo, basta con dar una mirada somera a los conflictos
existentes.
De acuerdo al reciente Foro Económico Mundial, señalaron que “los
conflictos se han convertido en la amenaza más visible de 2025”, la verdad y posverdad
son las armas geopolíticas presentes, según cifras del Instituto por la Economía
y la Paz, hay 56 guerras activas y muchas se internacionalizaron, con 92 países
involucrados más allá de sus fronteras.
Actualmente, el mundo enfrenta una serie de conflictos armados que
van desde guerras internacionales hasta conflictos internos. Ucrania vs Rusia,
la guerra en Gaza, Israel vs Hamas, Sudán, Etiopía, Siria, Afganistán, la República
Democrática del Congo. Myanmar, Yemen, Nigeria, Burkina Faso, Somalia, entre
otros; desde luego no puede faltar Colombia, país que sufre un deterioro
alarmante en las violaciones de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional
Humanitario a causa del conflicto interno, con un gobierno deslegitimado con
ocasión a la imperante corrupción, nepotismo, injusticia y otros factores no
menos graves.
Existen otros países y cientos de conflictos políticos,
sociales, económicos, religiosos y de crímenes transnacionales que agudizan aún
más la situación existente que ustedes apreciados lectores pueden ahondar. En la
antigüedad los sumos sacerdotes argüían “no es justo que un pueblo muera por un
hombre, lo justo es que el hombre muera por un pueblo”. La humanidad está
contaminada y en pasos gigantes de transformación. Es necesario no guardar silencio
frente a la ignominia en tanto desprecio por la otredad.
Hay algo que preocupa sobre todos aquellos que desde el humanismo
permanecen en silencio cómplice, los Filósofos, si aquellos que no alzan la voz
en momentos críticos para la humanidad y que muy a mi pesar están “adoctrinados”
bajo determinadas ideologías cuyo fin justifica los medios, sin importar si en
ese trasegar a cuantos seres humanos puedan afectar.





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