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FILOSOFÍA DE LA GUERRA II

 

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La filosofía no posa de ser adivinadora, pero sí alberga la posibilidad de pensar en lo porvenir, la filosofía futurista a partir del repensar las condiciones pasadas puede lograr convertirse en ello tal y como lo expuso en su obra Riccardo Campa de la Universidad Jagellónica, ubicada en Cracovia, Polonia, “Tratado de filosofía futurista” y teniendo como referencia la apuesta de Filippo Tommaso Marinetti.





Preguntarnos sobre la guerra requiere de ese ejercicio un tanto hermenéutico por demás político en el que lo futurista sobrepasa lo artístico, lo ético, lo poético, lo epistemológico y demás, para llegar a situarnos en aquello que se nos es dado dentro del contexto en que vivimos. Ya en el artículo de este blog titulado Filosofía de la Guerra, se situaban algunas preocupaciones para el debate con relación a las implicaciones fugaces de la guerra no vivida por muchos de nuestros lectores, quizás estudiada de manera frágil y tal vez entendida por aquellos que la han experimentado tanto por ser partícipes como víctimas.

 

Nuevamente se presenta la urgencia de plantear cuestionamientos filosóficos alrededor de un tema tan fatídico como lo es la guerra, más cuando la filosofía futurista carece de una corriente que entrelace elementos teóricos derivados de ese pensar crítico en momentos como los que registra actualmente la humanidad o tal vez no sea así, ya que existen en los anaqueles de muchos de nosotros, importantes apartados de ciudadanos del mundo que plasmaron para la posteridad lo que viene sucediendo y sucederá con relación a la extinción de un segmento importante de la humanidad o la humanidad en sí, desde una óptica política o ideológica, de todas maneras humanista en lo local, lo regional, lo nacional y desde luego lo internacional.

 

Preguntarnos por la ética del poder de quienes están en él, por la idoneidad, por su concepción de humanidad, por su salud mental, entre muchas más es una premisa de la mayor importancia que los ciudadanos de la polis, por supuesto filósofos todos, habremos de cuestionar en tanto preguntar si las determinaciones de uno u otro mandatario hasta que alcance puede llegar en su ilusión de sostenerse en el poder o lograr el mismo, afectando a la gente inocente y con ello toda una serie de sucesos indeseados que pueden ir en detrimento por dar un ejemplo “del cambio climático”. No hay garantías en ningún lado del planeta para estar a salvo, vivimos en un mundo de incertidumbre, vivimos en una pandemia, la pandemia de la violencia, que arrebata vidas, ilusiones y gente buena.



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¿Será justo la premisa de considerar que el fin justifica los medios? Claro, desde la posición ventajosa de quien, apuesta sabiendo que va a ganar, ya en su actuar lo convierte en un ser que podría calificarse como ruin, pero no siempre es así por que existen justas que son libradas en beneficio de la humanidad y que no pretende aplastar la inocencia de la gente. ¿Es ético salir de las dificultades teniendo que socavar a otros?

 

La condición humana es muy compleja, mientras más se tiene, más se quiere tener, no hay escrúpulos en ello, el ego, el narcisismo, la ambición persiste cual cáncer en el cuerpo, en sí la guerra es mala para unos y buena para otros, por lo anterior la guerra no es buena ni mala, es guerra y siempre contiene aquello que nos abruma. Máxime cuando posamos desapercibidos frente a lo que no nos afecta momentáneamente y ello ya nos hace cómplices de la guerra. ¿Por qué no preocuparnos por lo que pasa en el patio trasero, en el otro lado, en el otro costado del mundo?

 

Estimados lectores, se han puesto a pensar que una guerra nuclear disminuye en nosotros una gran posibilidad de supervivencia y el futuro de nuestra descendencia, quizás en el cómodo lugar dónde usted se encuentra no representa mayor interés filosofar sobre esta cuestión, pero es importante hacerlo despojado de aquello que nos arropa en este mismo instante para trasladar nuestra opinión sobre el respeto de la otredad.

 

La guerra no se puede abolir ya que es un asunto del zoom politikón, no respeta límites éticos, morales, religiosos, ideológicos, no respeta edad, ni género, ni gustos, ni disgustos, no respeta la nada, porque si bien la guerra es válida tras su génesis no es posible medir consecuencias por más que se piense en ello, los daños colaterales son inimaginables y con un costo social casi que irreparable, pues el tejido del ser humano se descose ahogado en su propio llanto, en su propio quejido. El término acuñado a Clausewitz “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, puede significar entre muchas otras acepciones que la guerra podría evitarse, y de darse se podría respetar la vida del vencido.

 

Hoy, consecuentemente con el desarrollo de dicha posibilidad, ya nadie duda de que una tercera guerra mundial difícilmente acabará de otro modo que con la aniquilación del vencido. Estamos todos tan fascinados por la guerra total que apenas podemos imaginarnos que la Constitución americana o el actual régimen ruso sobrevivieran a la derrota tras una eventual guerra entre Rusia y Norteamérica. Pero esto significa que en una futura guerra ya no se trataría del logro o la pérdida de poder, de fronteras, de mercados y espacios vitales, de cuestiones, en fin, que también podrían obtenerse sin violencia por la vía de la negociación política. (Arend, 2008, pp. 188-189)

 

Así las cosas, se entiende que puede existir un vencedor en una guerra nuclear ¿Será posible eso? ¿Dónde quedan los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y demás tratados que intentan favorecer la existencia del ser humano? ¿Cómo puede ayudar usted? ¿Acaso no será el principio del fin de la humanidad? ¿Estaremos presenciando la cuarta guerra y no la tercera guerra mundial? ¿Cómo podemos llamar a la guerra fría?



Referencia

Arend, H. (2008). La promesa de la política. España: PÁIDOS.

Campa, Riccardo. (2012). Trattato di filosofia futurista. AVANGUARDIA 21 EDIZIONI

https://www.youtube.com/watch?v=Aln8NZBTmPc&ab_channel=CoCOMusic

           https://www.pinterest.es/pin/420664421425294566/





2 comentarios:

  1. Excelente blog y análisis desde lo filosófico. En cuestión de derechos que ahí se nombran, queda una vez demostrados que estos organismo protectores de los DH Y DDHH; como la OTAN, LA ONU, OEA y demás organismos de control que nacieron después de la segunda guerra mundial, con el único animo de humanizar los conflictos, pero no sirven de nada, cuando se trata de defender a los seres humanos que en ultimas son los que sufren los embates de las guerra. por decisiones nefastas de algunos políticos que solo muestran ambición de poder sin importar la opinión de su POLIS

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  2. Muchas gracias por su apreciación, en efecto estos organismos defensores se quedan cortos a la hora de ser garantes de los Derechos Humanos y como usted señala, las malas decisiones de algunos político en sus ansias de poder, nos llevan a vivir un mundo cada vez más deshumanizado.

    atte. Martín Patiño V.

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