FILOSOFÍA DE LA IDENTIDAD Y LA PROTESTA SOCIAL
Escribir estas líneas en momentos nunca antes vividos por mí y por muchos en todo el mundo, pero en particular en Colombia, resulta ser un reto si se quiere ser fiel al sentido de la duda, se ha de comprender que nunca antes, salvo en catástrofes como la presentada en la localidad de Armero, municipio de Tolima, el 13 de noviembre de 1985, donde en un día murieron más de 25.000 colombianos a causa de una avalancha proveniente del nevado del Ruiz, no se presentaban hechos tan luctuosos como los de hoy, que derivados de la pandemia ocupamos un deshonroso lugar de los países más afectado por el SARS-CoV-2 (CODIV-19), con cifras que superan más de 100.000 muertes a lo que se conjuga un estado de revolución social, que en su actuar tanto en lo urbano como en lo rural, ameritan un repensar sobre lo que trasciende, pues las noticias verdaderas y falsas corren y vuelan convulsionando nuestra sociedad. En los hospitales los galenos hacen esfuerzos ingentes ya que no hay UCI, ni camas, escasean medicamentos, falta oxígeno, hay un agotamientos de los hijos de Hipócrates, muchos de ellos muertos en el cumplimiento de su deber, las personas mueren en las ambulancias y otras ambulancias no se les permite el tránsito para quien aspiraba salvar su vida a causa de los paros y bloqueos viales, que impiden hasta lo movilidad de aquellos por quienes se esfuerzan por algo tan humanamente vital “salvar una vida”.
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En el libro “Más allá del bien y del mal” de Friedrich Nietzsche, encontramos una frase que se ajusta a este momento tan lleno de cosas, de objetos, de infoxificación que pareciera nos eyecta fuere de nuestro ser, para no tener identidad, para no reconocer por tanta atribulación que es lo que verdaderamente nos sucede o le sucede a la otredad, hay muchos diagnósticos, la mayoría asociados con la rebelión política y armada por el poder y ello es base de la rebelión que en disputa de las ideologías promete que la lucha nunca terminará salvo cuando ese segmento social este en el poder, sin importar que los cientos de multitudinarias manifestaciones afecten al otro, con la excusa peregrina que es a cielo abierto y el virus no se propaga. "El que lucha con monstruos debe tener cuidado para no resultar él un monstruo. Y si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti"" (Nietzsche, p. 147).
Con
temor a equivocarme, miro tanto joven, incluso niños expuestos en las
manifestaciones y en los bloqueos, por lo que es justos protestar, sin embargo,
me pregunto ¿Conocerán esos jóvenes las causas fundamentales por lo que luchan?
¿Conocerán a su corta edad la “verdadera” historia de violencia de Colombia,
vista desde ambos conceptos ideológicos enfrentados entre sí, para que ellos saquen
sus propias ideas y conclusiones? Puede uno contestar con el estribillo de la
canción de Nat King Cole, “Quizás, Quizás, Quizás”. Pero puede ser también que
solo conozcan la cara de una sola moneda.
Será
acaso que, en medio del furor, de su inmanencia, de los incentivos, de los
agitadores que estimula su participación poco pacífica, en su lucha contra ese
monstruo marino emanado por Hobbes, El Leviatán, ¿contra quién protestan y tal
vez se han convertido en ello sin darse cuenta, pues también están afectando a
su propio pueblo? ¿Puede ser que tantas e ingratas labores de quienes tienen el
poder político y militar transgrediendo la voluntad del pueblo se convirtieron
en corruptos cual abismo sin fondo y por estar encandilado en tan brutales
hechos, cayeron también al abismo?
En
palabras de Darío, “esto nos equipara con aquello a quien odiamos tanto”, es
decir, llegamos a tener tanto odio por el establecimiento que sin querer
resultamos odiándonos a nosotros mismo, a no respetarnos y mucho menos respetar
al semejante y ello es demostrable cuando salgo a las marchas y a los bloqueos
y no atiendo las mínimas medidas de bioseguridad para evitar propagar el virus.
Es tanto el odio, que llegamos a despreciar sin querer a nuestras propias
familias y a cometer crímenes de lesa humanidad, por lo cual se está luchando. Igual
pasa en las instituciones y más en vísperas de agitación política dónde en
trinos y discursos se evidencia el odio.
Aduce
Se
hace necesario replantear la relación entre identidad y fanatismo. El odio está
muy ligado a la identidad, “muchos necesitan odiar a alguien para forjar su
propia identidad. Nuestra sociedad tiene problemas y no desde ahora, desde
siempre en definir su propia identidad, “a Nietzsche le preguntan quién soy yo,
respondiendo soy un campo de batalla, al interior mío habitan muchos”.
Incluso
en los grupos u organizaciones y quien creería, hasta en la familia no se encuentra
una identidad, para encontrar esa identidad “tiene que odiar a alguien”
Un lugar para repensar el odio, no es
necesariamente otro que pensar en nosotros mismos, buscar nuestra identidad y
no buscar chivos expiatorios como punta de lanza para fomentar el odio. ¿Sí somos colombianos, porque nos estamos
matando? Cuando no tenemos identidad nos sabemos quienes somos, y entonces
llegamos a un cargo público y seguimos las mismas tendencias de las identidades
pasajeras que fomentaban la corrupción y el mal manejo administrativo, es como
la identidad de un cáncer con su consecuente metástasis.
Es
triste, pero es menester aceptar que nuestra diversidad no encuentra un
identidad como pueblo, y muy pocas veces como ser, de serlo así, no existiría
el odio disfrazado de revolución, de bloqueos, de asesinatos, de algún mal
procedimiento de la Fuerza Pública. Queda la pregunta, ¿Cuándo hay en
apariencia una identidad que cobija una institución, porque no todos obran de
manera correcta y no imitan al monstruo, los mismo ocurre para quienes creyendo
que tiene una identidad revolucionaría, se contradicen respecto a defender al
pueblo en contra del Leviatán, pero finalmente se convierten en ello”?
Por
favor hacer Click en el siguiente enlace, para escuchar la canción de Piero,
titulada que se vallan ellos.
…Somos
territorio de violencia
Mi
pueblo ama, mi pueblo grita
Basta
de muerte basta, basta de morir, morir
Que
se vayan ellos, que se vayan ellos
Los
que no dejaron nacer ni vivir
Que
se vayan ellos, que se vallan ellos
Los
que encarcelaron, los que torturaron
Los
que te mataron
Que
se vayan ellos, que se vayan ellos
Los
que te prohibieron gritar libertad…
Referencias
Nietzsche, F. (s.f.). Más allá del bien y del mal. Santa Fe,
Argentina.: El Cid Editor, S.A.
Sztajnszrajber, D. (16 de Noviembre de
2020). Odio quienes son las víctimas. Buenos Aires, Argentina.
https://akifrases.com/frase/123788
https://www.elejandria.com/libro/leviatan/thomas-hobbes/768
Felicitaciones apreciado Martín por abordar este tema, con un refinado lenguaje y clásicos de la literatura
ResponderEliminarHola Martín, muchas gracias por esas reflexiones tan valiosas y reales en este convulsionado momento de Colombia y el mundo. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMartin excelentes reflexiones , ojala podamos salir del tunel , gran abrazo .
ResponderEliminarEsos zombies y momias nunca lo entenderían. Son unos monstruo que ni saben lo que quieren... Excelente ese artículo Sr Martín
ResponderEliminarDubancho
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