FILOSOFÍA DEL ADIOS
Filosofía de la muerte
Uno de los problemas o inquietudes principales en el
ser humano y más dentro de la filosofía, desde el principio mismo de la
humanidad está directamente relacionado por aquello a quien la mayoría de la
humanidad le teme la muerte, en tanto según las creencias idiosincráticas
de cada individuo da una lectura para lo que es la verdad subjetiva o
colectiva. Mucho se ha escrito sobre este particular, lo que si he logrado experimentar
es aquello que deja la estela vacía tras la finitud, especialmente de un familiar
o un allegado, incluso, quien creería, sobre seres que tras sus meritorios
actos humanos y con ello también malos, (sea preciso recordar) que nadie es bueno,
ni nadie es malo completamente, pasan a convertirse en una deidad aún sin
tan siquiera haberse llegado a tratar de manera interpersonal como el reciente caso
del Diego Armando Maradona, de quien se veía en los sectores más cercanos de su
existir el temor de su deceso dada su forma de vivir.
Recientemente ha dejado su experiencia física muchos
amigos en común y no obstante ser un mes decembrino donde el derroche cultural
en Colombia, es particularmente notorio, excepto por los dolientes, un mar de
celebraciones en medio de mucho exceso, sin advertir que los mismo pueden desembocar
en su propia finitud, han causado tristeza por su ausencia física de miles de
personas, máxime cuando registramos él CODIV-19 como un amenaza latente que
privilegia la agonía y la muerte.
Este artículo tiene como finalidad honrar la desaparición
de sus seres queridos a quienes yo no conocí en persona, pero también a quienes
conocí y también el deseo perenne por que se logré superar aquellos enfermos o
convalecientes, es más, por que les de la vida algunos instantes de vida más.
Me muero siendo de izquierda y a mi no me van a llevar
a ninguna homilía, porque la muerte es el fin y no hay nada tras de ella, me
decía, mientras mira de reojo un texto que llevaba por título “diccionario del
suicidio”, aquella tarde apesadumbrada el Doctor Jaime Jaramillo Panesso,
presagiaba su fin, Martín, por favor, ve a los sitios de tango que yo te di a
conocer en la ciudad de Medellín, como el Salón Málaga, la Casa Gardeliana, El Homero
Manzi, entre otros y por favor dales las gracias por tantos momentos bohemios, que persista
para sus clientes la armonía y la alegría del bandoneón y que se coloque el tema
aquel de Carlos Gardel “Volver”.
Pero no fue el único en partir, también se fue Fredy Rangel, con quien tuve la fortuna de compartir en épocas de bárbaras naciones, con su sonrisa alegre y su grata espontaneidad, vivió sus últimos años sacándole el quite a la muerte, padeciendo el aumento de sus glóbulos blancos que finalmente lo consumieron. Igual que lo sucedido con mi amigo de vieja guardia, Eduardo Gómez Esteban.
También de he de mencionar a Luis Fernando Martín,
amigo entrañable, de juiciosa investigación que dedicamos horas a un proyecto
de un observatorio de investigación, promovido por una maravillosa Asociación
Solidaria mí “PATRIAMIA” y que aspiró, lleve su nombre en honor a sus bregas en
la vida para llegar a ser lo que fue.
Lo más tenaz entre todas estas ausencias, son indudablemente
como nuestro ser busca irremediablemente la parca, algunos con la fortuna de
estar acompañados y otros en la absoluta soledad (Dictaminado por el protocolo
de ese maldito CODIV-19), otros con familia insolidaria, con amigos ingratos, solos
hasta que se conoce su noticia, donde expresa lacónicamente un pésame. Y es que
la muerte no es el fin, es el comienzo reinventado para quienes han de lidiar con
la ausencia física de quienes ya no existen.
Salvo por la contrariedad del libro titulado El
olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince. Pues en mi concepto uno está
vivo en el otredad en tanto la otredad finiquitó su existir y no transmita
quien fue el primero que murió. Por ello muchas de las descendencias en segunda
línea de consanguinidad ya no recuerdan ni la fechas especiales de sus antepasados,
ni quienes fueron, ni sus obras, exceptuando las deidades culturales de quienes
se destacaron en demasía por lo bueno y lo malo que fue su existir. Lo malo se perdona
y olvida, lo bueno no.
¿Y cómo no atormentarse por la muerte de un ser querido?
No tendría sentido, pues según los psicólogos que heredaron su profesión de la
filosofía pura, se ha de elaborar un proceso denominado duelo, y lo curioso es
que se piensa que el duelo solo lo experimentan sus familias. No, también lo
experimentamos nosotros, sus amigos, sus panas, sus cuates, sus patas, “Che”.
Pero antes de terminar este artículo de “Filosofando
en Pandemia con Martín Tenía un Violín” es necesario dejar a usted amable
lector, algunas consideraciones respecto la muerte escritas por otros, no sin advertir
que el tiempo se va de prisa igual que el agua del río y sin mencionar que
muchos mueren de tristeza por tanta indolencia, ingratitud y demás.
La doctora Elizabeth Kübler Ross[1], enuncia
sobre que pasa más allá de la muerte:
“La muerte no es más que un desprendimiento del cuerpo
físico, como la mariposa de su capullo, es una experiencia muy parecida a la de
nacer, no es el final sino el principio de una nueva vida. Señala que el morir
no debería ser triste.
¿Qué sucede al momento de morir? Existen tres etapas
al momento de la muerte: 1) Fallecimiento del cuerpo humano, lo equivalente al
salir del capullo de la mariposa. 2) El alma deja el cuerpo, empiezas a percibir
todo lo que sucede en el lugar donde falleciste, puedes percibir y escuchar
todo lo que piensan de ti y ver como actúan los que están ahí. Además, te
sentirás completamente sano…afirma haber sido recibidos por un ser querido ya fallecido
o un guía espiritual. 3) Encuentras el cielo que imaginaste cruzando el túnel o
pasando el puente, encuentras una luz blanca que te hace sentir el más grande, sientes
mucho amor, no quieres regresar cuando toda tu vida pasa por tu mente. Y aprendes
que la vida es un lugar donde venimos aprender lecciones y ya estas listo par
ir al paraíso. La vida es un pedacito de nuestra maravillosa existencia. Hay que
aprovecharla mientras la tenemos.
Para Sócrates, la muerte puede ser un absoluto
anonadamiento y una privación de todo sentimiento, o un tránsito del alma de un
lugar a otro.
Para Platón, la muerte es un cambio de lugar para el
alma y que cuando una persona moría, el alma se liberaba de la cárcel del
cuerpo, para después ir al mundo divino y eterno de las ideas.
Para Aristóteles, la muerte significa para el hombre
la separación del alma y el cuerpo, acepta, como era admitido entre los
filósofos griegos, la existencia del alma como principio vital: todos los seres
vivos, por el hecho de serlo, están dotados de alma, tanto los vegetales como
los animales.
La muerte es una dimensión de la vida; ella es nuestra
compañera más fiel, la única que nunca nos abandona puesto que puede sobrevenir
en cualquier momento. Rechazar la muerte, hasta el extremo, es negarse a vivir.
Para vivir plenamente hay que tener el coraje de integrar a la muerte en la
vida (Montiel, 2003).
Ahora bien, es mejor tener un concepto disociativo respecto
a la vida en sí, pues siendo así, lo que suceda alrededor de nosotros, con
quienes interactuamos pase lo que pase lo asumimos con decoró y gratitud, ya
que siendo asociativos en el dolor puede significar mucho más que dolor, puede
ser el principio del fin.
Nuestro amigo el Doctor Jaime Jaramillo Panesso, en
nuestras citas joviales, en muchas ocasiones abordamos, como filósofos, el
tema de la muerte y para él la muerte era como apagar un computador, una luz,
es decir no habría nada más que simplemente eso la muerte.
Es menester en horas de padecimiento físico y
emocional, que parecieran insuperables y eternas, anhelar el mejoramiento de la
condición física de mi hermano, amigo y maestro Fabio Uberti Valverde Gallego,
de quien solo tengo palabras de agradecimiento desde lo más profundo de mi ser.
https://www.youtube.com/watch?v=0TPtsf8nSpQ&ab_channel=SCEntertainment
No adivino el parpadeo
De las luces que a lo lejos
Van marcando a mi retorno
Son las mismas que alumbraron
Con sus pálidos reflejos
Hondas horas de dolor
Y aunque no quise el regreso
Siempre se vuelve
Al primer amor
La vieja calle
Donde le cobijo
Tuya es su vida
Tuyo es su querer
Bajo el burlón
Mirar de las estrellas
Que con indiferencia
Hoy me ven volver
Volver
Con la frente marchita
Las nieves del tiempo
Platearon mi sien
Sentir
Que es un soplo la vida
Que veinte años, no es nada
Que febril la mirada
Errante en las sombras
Te busca y te nombra
Vivir
Con el alma aferrada
A un dulce recuerdo
Que lloro, otra vez
Tengo miedo del encuentro
Con el pasado que vuelve
A enfrentarse con mi vida
Tengo miedo de las noches
Que pobladas de recuerdos
Encadenen mi soñar
Pero el viajero que…
Referencias
.https://www.literato.es/p/NDkxODE/
https://www.facebook.com/holmes.londonomedina/videos/10157542463361921
[1]
La doctora trabajo con miles
de pacientes terminales, documentando más de 20 mil casos de personas que murieron
y fueron reanimadas volviendo en sí.
Hermoso Martín, que bellas palabras para decir adios, si es que se pudiera, documentas y argumentas la muerte desde varios puntos de vista. Pero acaso podemos como seres imperfectos al menos aceptar la ausencia de los seres queridos?, quizá no, tan solo aceptar, resignarnos y recordar bonito, sin dejar de orar al padre de la vida por sus vidas, su eterno descanso, recompensa para algunos, castigo para otros; alegría y gozo por la fortuna de haberles conocido, compartido, amado, hoy desperdirlos y extrañarlos. Hermosos y muy humanos tus escritos, de te quiere y admira Martín tenía un violín, abrazo desde la distancia, celebremos la vida, el amor, el dolor y todo lo que representan; brindemos por el club del vino!!!��
ResponderEliminarMuchas gracias Martin, por ese mensaje dedicado a nuestros compañeros que partieron de este mundo, que dejaron un legado en nuestros corazones y familias
ResponderEliminarQue el Dios todo poderoso los tenga en su gloria
A usted martín, Dios lo siga bendiciendo y le de mucha vida para que siga adelante con esa hermandad que lo caracteriza
un abrazo
cordialmente
Lindon Jonson Gamboa Sotelo
Presidente Asociación Patria Mia
Sabio escrito, lleno de sentimiento y cariño por vivos y muertos; pero más aún lleno de esperanza para quienes estamos haciendo fila para la muerte. Dios te siga regalando esa sabiduría y entrega por los amigos que son pocos en realidad, pero que llenan espacios infinitos cuando se tienen.
ResponderEliminarPara Fabio la certeza que Dios te sacará de esta situación antes de navidad.
Juan C. Rojas.