FILOSOFÍA DEL GÓLGOTA
Filosofía de la desesperación
Pueden existir muchas cosas horribles en
el ser humano, sin duda alguna, pero cosa más horrible quizás poco
experimentadas por un ser que brinde testimonio después de vivirlo, pocas, es
el de estar atrapado en su propio cuerpo, la desesperación ha de ser extremadamente
brutal, pues cual adicto no puede encontrar sosiego en su ser en tanto no
encuentra la forma de borrarse de la realidad consumiendo para sí la droga más
popular, logrando viajar a otro plano dimensional y escapar de su crueldad.
Casi siempre el adicto es presa de sí
mismo, por no salir de un círculo vicioso que solamente puede esquitarse, con
la única fuerza que un ser humano pueda obtener de sí mismo, la “voluntad de
poder” como lo diría de Friedrich Nietzsche y como también lo menciona en él
Übermensch, capaz de crear sus propios valores y sus propios modelos
estandarizados de vida que le permitan vivir como quiera, eso sí, no atrapado
ni por la sociedad, ni por las instituciones, ni por los gobiernos, pero quizás
sin darse cuenta está atrapado dentro de su forma edificada de vivir.
Los pensamientos también atrapan al ser, casi siempre, ¿Porqué será? Por el bullicioso transitar a modo de vericueto de sus dialógicas que permean sus propias convicciones en franca “decadencia". Como diría mi amigo Alexander, allá en la capital, "como lo ético y lo moral por las normas”. Se ve expuesto al encerramiento de sus pensamientos y dejar volar nuevos emprendimientos, o quizás acogiendo otros, pero con seguridad atados a su cuerpo.
http://calculoque.blogspot.com/2017/04/soren-kierkegaard.html
No, yo no hablo de ese tipo cognoscente
de atrapamiento, el estar preso en su propio cuerpo va mucho más allá que el
pensamiento o el deseo dionisiaco desenfrenado, pues, aunque teniéndolo, no
puede obrar, ni decir, ni estimular, ni hablar, ni maldecir, ni bendecir, ni
de orar, ni cantar un tango, milonga, o vals, ¿Para Qué? Si es que su mundo ya no es de él, ni de la
otredad. Su dueño es mucho más cruel al no querer dejarlo volar y entonces
sentir lo “Achurador” que resultan ser quienes están encima del cuerpo cual
inerte donde reposan aquellos que son necrófagos no sólo de su carne, además
también de su historicidad.
Atrapado en el cuerpo es lo jamás
inimaginable solo evidente por aquel que vive para morir en él, no en los
demás, porque cuando llega a la finitud, la vida se acaba para uno como ser
pensante, ya en lo metafísico es otro cuento. Lo correcto nunca es lo verdadero.
Pero lo verdadero da el fundamento para la posibilidad y el derecho y los
límites de rectitud, como se dice en (Martín, 2012). Entonces deviene lo que
con anticipación como ser pensante puede llegar uno a intuir para no sufrir el
drama no sólo del dolor físico, espiritual, sino además el dolor de saber que
va a dejar de pensar. “Este viernes fue un día triste pero histórico para las
libertades civiles en Colombia. Ovidio González, padre del caricaturista
‘Matador’, se sometió al primer procedimiento de eutanasia autorizado en el
país”. (SEMANA, 2015)
…la desesperación la «enfermedad
mortal», ese suplicio contradictorio, ese mal del yo: morir eternamente, morir
sin poder morir, sin embargo, morir la muerte. Pues morir quiere decir que todo
ha terminado. Pero morir la muerte significa vivir la propia muerte; y vivirla
un solo instante, es vivirla eternamente. Para que se muera de desesperación
como de una enfermedad, lo que hay de eterno en nosotros, en el yo, debería
poder morir, como hace el cuerpo, de enfermedad. ¡Quimera! En la desesperación
el morir transformase continuamente en vivir. Quien desespera no puede morir;
«como un puñal no sirve de nada para matar pensamientos», nunca la
desesperación, gusano inmortal, inextinguible fuego, no devora la eternidad del
yo, que es su propio soporte, pero esta destrucción de sí misma que es la
desesperación, es impotente y no llega a sus fines. Su voluntad de propia está
en destruirse, pero no puede hacerlo, y esta impotencia misma es una segunda
forma de destrucción de sí misma, en la cual la desesperación no logra por
segunda vez su finalidad, la destrucción del yo; por el contrario, es una
acumulación de ser o la ley misma de esa acumulación. Es ella el ácido, la
gangrena de la desesperación, el suplicio cuya punta, dirigida hacia el
interior, nos hunde cada vez más en una autodestrucción impotente.
(Kierkegaard, págs. 17-18)
El sólo meditar en ello produce escozor,
por ser real, cuando subyace la esperanza de prolongación del existir, se
atrapan los pensamientos en lo que puede llegar a influir en no tomar una
decisión a tiempo, pues con esa quimera “No Chamuyar ” resulta a la larga lo fatídico, en esta ocasión a vivir atrapado en su propio cuerpo, sin poder ni
siquiera llegar a quejarse porque su reino, lo cogito desaparece lenta pero
progresivamente.
Razón tenía Ovidio, al escuchar
repetidas veces, durante la noche, antes de ir a la cita con los doctores en la
mañana que le aplicaran la eutanasia, el tango aquel, escrito por el argentino
(c. Teófilo Ibañes), interpretado por Rodolfo Biagi. Gólgota.
Porque tal vez con algo de pensamiento y
no poder expresar sus padecimientos se tenga que estar arrodillado para que con
tanto sufrimiento llegue la tan anhelada finitud. Dedicado a mi gran amigo y maestro, con profundo dolor
a J.J.P., en horas apremiantes que me sumergen otra vez entre lo que es
correcto, lo ético y lo moral, pero sea como sea me siento arrodillado frente a altar de la mentira, y comulgar con tanta hipocresía por el pan diario, por un rincón. Como
sea te he de amar más. Martín.
Doble clic. Para escuchar la melodía.
Yo fui capaz de darme entero y es por eso
que me encuentro hecho pedazos,
y me encuentro abandonao.
Porque me di, sin ver a quién me daba,
y hoy tengo como premio
que estar arrodillao.
Arrodillao frente al altar de la
mentira,
frente a tantas alcancías,
que se llaman corazón;
y comulgar en tanta hipocresía,
por el pan diario,
por un rincón.
Arrodillao, hay que vivir,
pa' merecer algún favor;
que si de pie te ponés,
para gritar
tanta ruina y maldad.
Crucificao, te vas a ver,
por la
moral de los demás;
en este Gólgota cruel,
donde el más vil,
ése, la va de Juez.
No me han dejao
más que el consuelo de mis noches,
de mis noches de bohemia,
mezclar sueños con alcohol.
Ni quiero más, me basta estando solo,
teniendo por amigo
un vaso de licor.
Que por lo menos con monedas he comprado,
a quién no podrá venderme,
quién me prestará valor
para cumplir en este circo diario,
con las piruetas
de tanto clown.
Referencias
Kierkegaard, S. (s.f.). Tratado de la
desesperación . Obtenido de Digitalizado por
Martín, H. (2012). Ejercitación en el
pensamiento filosófico. Barcelona: Herder.
SEMANA. (07 de marzo de 2015). Así fue
la primera eutanasia legal en Colombia. Bogotá, Colombia.
No Chamuyar: Callar (Antonio Dellepiane) No hablar. Diccionario de Lunfardo 2014. Gloria Franco Jaramillo, Presidente Asociación Gardeliana de Colombia
Esquitarse: Este vocablo se refiere en absolver, amnistiar, perdonar, conmutar, disculpar, eximir, condonar, indultar o exonerar, alzar el castigo o pena.
Achurador: El que hiere o mata a cuchilladas//pendenciero amigo de usar cuchillo en las riñas// el que achura (Tobías Garzón). Diccionario de Lunfardo 2014. Gloria Franco Jaramillo, Presidente Asociación Gardeliana de Colombia
Foto del autor.
Falta mucha humanidad frente al diario vivir, como dice el tango: "siglo XX cambalache...lo mismo un burro que un gran profesor..." hay que estar arrodillado para lograr un beneficio de otro, ja y el deber ser acaso no es ser buen ser humano con el entorno?. Debieramos poder abandonar nuestro cuerpo a voluntad, para ocupar otro que si permita cumplir la misión, si es que la hay...
ResponderEliminarJuan C. Rojas
Gracias por tu elocuente comentario.
EliminarDedicarles ese tango Gólgota a los Generales arrodillados. Lo felicito cursito
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